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“Autorretrato”. Judith Leyster

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 “Autorretrato”.  Judith Leyster  Empty “Autorretrato”. Judith Leyster

Mensaje por sabra Lun Sep 27, 2021 2:55 pm

 “Autorretrato”.  Judith Leyster  Autore10

Judith Leyster
“Autorretrato” h. 1630
Óleo sobre lienzo, 74 x 65 cm
National Gallery of Art,
Washington

¿Cuántos pintores hombres conocéis? ¿Y pintoras? Seguro que muchas menos… En esto del arte, las mujeres siempre hemos sido minoría. Las pocas que se dedicaron a este oficio tuvieron que luchar como leonas para conseguir ser reconocidas en una profesión tradicionalmente reservada a los hombres y a día de hoy muchas de ellas siguen siendo desconocidas para la mayoría del público. Como homenaje a estas valientes, todos los cuadros del día del mes de febrero estarán pintados por mujeres. Y no se me ocurre mejor forma de empezar que con este magnífico autorretrato de Judith Leyster (1609-1660).

La verdad es que no sabemos mucho sobre la vida de esta artista holandesa, ni cómo llegó a convertirse en una de las pintoras más reputadas de su generación, pero el caso es que en 1633 logró ser admitida en el gremio de pintores de Harleem, consiguió abrir su propio taller y tuvo a varios aprendices masculinos a su cargo. Y todo esto en una época en la que apenas había mujeres artistas, y las pocas que se dedicaban a la pintura lo hacían de forma anónima, empleadas en talleres regentados por hombres. Años más tarde se casó con el también pintor Jan Miense Molenaer, que se convirtió en su socio, pero en cuanto empezó a tener hijos su producción disminuyó por culpa de las cargas familiares.

Este retrato es toda una declaración de intenciones, la carta de presentación que utilizó para que la admitiesen en el Gremio de San Lucas. Aparte de demostrarnos que es una retratista excepcional, Judith Leyster nos está diciendo que su verdadera especialidad es la pintura de género. Parece que en un primer momento, lo que estaba pintando en el lienzo era su propia cara (un autorretrato dentro del autorretrato), pero luego cambió de idea y pintó a este violinista para demostrar lo versátil que era. El gesto sonriente de la artista y su postura relajada, con el codo apoyado en el respaldo de la silla, transmiten confianza y seguridad en sí misma, y la gran cantidad de pinceles que sujeta en la mano indican que domina perfectamente el oficio. El que vaya vestida de forma tan elegante no significa que habitualmente trabajase así (no tendría lógica). Lo hace para reclamar su estatus como artista, dejando claro a todo el mundo que la pintura era un arte liberal (intelectual) que no tenía nada que ver con la artesanía.

A pesar de que Judith Leyster fue una celebridad en su época, al cabo de unos años ya nadie se acordaba de ella. Casi toda su obra había sido atribuida por error a su compatriota Frans Hals (la verdad es que tanto la temática como la forma de pintar son muy similares), y no fue redescubierta hasta fines del siglo XIX, gracias a las investigaciones del historiador Cornelis Hofstede de Groot. Actualmente, se la considera una de las grandes figuras de la Edad de Oro de la pintura holandesa.

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