Pintura: La crucifixión (Tabla central del Retablo de Isemheim)
Pintor: Matthias Grünewald, 1512-1516
Técnica: Pintura al temple y óleo sobre tabla
Periodo: Renacimiento
Ubicación: Museo de Unterlinden, Colmar, Francia
Este es el panel central del gran políptico Retablo de Isemheim. Es una extraordinaria crónica del sufrimiento humano intenso y deformador.
Matthias Grünewald basó su imagen del sufrimiento en los pacientes, principalmente afectados por enfermedades de la piel cuyos tormentos presenció.
Esta pintura fue encargada para ser la pieza central del altar principal de la capilla del monasterio de San Antonio, en Isenheim, cerca de Estrasburgo. En aquellos tiempos la peste era una enfermedad mortal y en el monasterio había un hospicio de los monjes de la orden de San Antonio para los enfermos de la peste.
Los enfermos no tenían esperanzas de recuperación y con esta obra se intentaba consolarlos y reforzar su fe.
La cruz de madera se tensa bajo el peso de cristo. Es una simple y tosca rama que se dobla con el peso del moribundo lo que aumenta la angustia y tensión emocional de la escena.
El cuerpo de cristo se observa cubierto de llagas y laceraciones como las que causaba la peste bubónica. El mensaje a trasmitir era que cristo entendía y comprendía el dolor de los enfermos
y sufría por ellos y para ellos.
A la izquierda del cuadro se observa a maría y a San Juan el Evangelista que era el discípulo favorito de cristo.
María se desmaya o cierra los ojos al ver a su hijo crucificado no soporta la tensión de la escena. Cristo le pide a su discípulo que cuide a su madre y este consuela a María que está vestida de un simbólico atuendo blanco que simboliza la pureza de la virgen.
En las escenas de crucifixión la virgen casi siempre está presente junto a su hijo, en esta obra se observa la extrema angustia mental al contemplar la agonía de cristo.
El mensaje visual y subliminal esta dado en esta obra, ya que los enfermos de peste al contemplar la pintura se arrodillaban frente a este altar y se sentían identificados con esta visión de sufrimiento terrenal y humano.
En otras pinturas de crucifixión la corona de espinas se representaba como un ornamento que adornaba la cabeza de un cristo inmaculado. En esta obra representa un inequívoco instrumento de tortura que junto con su costado sangriento y brazos desgarrados intensifica la sensación de sufrimiento de cristo.
Las manos de cristo con sus dedos doblados, sus manos retorcidas, por la tensión que ejerce el clavo en el centro de sus palmas, expresan el intenso dolor físico, espiritual y una rendición ante dios.
En un plano bajo se observa una mujer arrodillada con sus manos en señal de súplica, es María Magdalena que ungió con aceite sagrado los pies de cristo.
El fondo del cuadro es oscuro y amenazante. La oscuridad ha caído sobre la tierra como se describe en los Santos Evangelios
La agonía de cristo está representada en sus pies rotos, su piel agujereada y sus brazos extremadamente estirados si se los compara con otras obras de crucifixión.
El cordero de dios representa el sacrificio de cristo al verter su sangre para salvar la humanidad. El cordero sujeta una cruz y su sangre de sacrificio cae adentro de un cáliz.
A la derecha se observa a San Juan Bautista dominando la escena. Está de pie y descalzo vestido con sus pieles de animales que simbolizan sus días en el bosque.
El horror de la escena no le subyuga y se muestra firme en su convicción profética. En una de sus manos sostiene un libro que representa las escrituras que se refieren al sacrificio de Jesús.
Los evangelios dicen que Juan fue decapitado por Herodes mucho antes de la crucifixión.
Su presencia simboliza el mensaje de la redención humana. Las palabras sobre su brazo y escrita sobre el cielo oscuro dicen:
Él Debe Crecer Pero Yo Debo Disminuir. Juan entrega el mensaje cristiano de esperanza y redención lo que equilibra la desolación de la escena.
La obra del pintor está cargada de intensidad emocional realzada por su sublime habilidad con el color. Los santos iluminados bajo la cruz irradian su propia luz misteriosa y el rojo de las vestimentas de los dos San Juan es casi incandescente.
El tamaño de las figuras refleja su importancia. Cristo es la mayor y María Magdalena es la menor.
En esta época la mayoría de los artistas ya no usaban esta técnica ni mecanismo por eso se considera esta obra el gran retablo medieval.
Bibliografía personal de Eurídice Canova.